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¿Qué significa ser soldados de Cristo?

  • Carlos Pacheco-Collado, PhD
  • Apr 23, 2015
  • 3 min read

"Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos." Judas 3

Una de las imágenes que utiliza las Sagradas Escrituras para referirse a los creyentes es de soldados de Jesucristo. Esta imagen nos comunica elementos como dedicación, disciplina y defensa. Para algunos creyentes la defensa del evangelio es vista como algo no necesario u opcional. Según éstos, el Señor tiene la capacidad de defenderse solo de sus enemigos. Ciertamente Dios es Todopoderoso y no negamos que El pueda defenderse, sin embargo El mismo nos encomendó que prediquemos Su verdad. Esta tarea que nos ha encargado conlleva el defender la fe, o sea, defender las creencias fundamentales de la ortodoxia cristiana.

Como ejercito espiritual que somos no podemos batallar contra el enemigo sin preparación. Primeramente, debemos identificar el objetivo y las tácticas que utiliza el enemigo. Uno de los objetivos del enemigo es confundir y crear división mediante la tergiversación las Escrituras. Para lograr esto recurre a una táctica muy antigua pero muy efectiva: el infiltrar falsos maestros en la Iglesia del Señor.

El enemigo ha sido muy astuto en introducir sus agentes de corrupción en las iglesias locales, en los medios de comunicación y en la literatura cristiana. Pervirtiendo así lo que es el Evangelio y la gracia de Dios. Arrastrando a los débiles a doctrinas de error, poniendo en riesgo su salud espiritual. Para poder batallar contra estos es menester poder identificarlos.

¿Cómo podemos reconocer a estos agentes del enemigo? Judas 4 los describe como "...hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo." Debemos estar alertas y vigilantes a aquellas personas que llamándose cristianos tergiversan la gracia de Cristo. Estos son pseudocreyentes que ni dan ejemplo ni alientan a vivir una vida consagrada a Cristo Jesús. Son enemigos de la soberanía de Dios y del señorío de Cristo. Mucho cuidado con aquellos que estando en la iglesia rechazan la autoridad de Dios.

Otra característica de los agentes del enemigo está dada en Judas 16 "Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho." Estos son muy peligrosos porque utilizan sus bocas para hechizar a las personas a fin de sacar ganancias o adelantar sus propias agendas o causas. También las utilizan para sembrar chisme, murmuración, quejas y crear disensión dentro del cuerpo de Cristo. Estos predican un mensaje que puede resultar atractivo porque hablan sutilezas y aquello que deleita el oído de los hombres. Sin embargo, este mensaje seductor es muy peligroso porque su fin es uno de perdición.

Ante este reto, como soldados de Jesucristo ¿qué debemos hacer?

Nuestro deber primordial es continuar creciendo en la Palabra del Señor. La Palabra ha de ser central en la vida y en los ministerios de los creyentes y de la Iglesia. La predicación, el discipulado y los cánticos deben estar saturados de la Palabra del Señor. La única manera de ser efectivos como soldados de Jesucristo es estar centrados en la Palabra y ser guiados por el Espíritu Santo, el cual nos guiará a toda verdad. El conocer y ser llenos de la Palabra de Dios nos permitirá desenmascarar a los falsos maestros. Cuando el pastor, los líderes y la iglesia tiene el discernimiento ejercitado en la Palabra de Dios serán centinelas capaces de cuidar y velar por la unidad de la grey.

Nuestro deber también es ser fieles e intencionales en la proclamación de la Palabra. La predicación del Evangelio es poderosa para derribar argumentos y filosofías que van en contra de la verdad de Dios. Este es el medio por el cual podremos cumplir lo encomendado en Judas 22 y 23 "A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego..." Sin pasar por alto la advertencia que Judas hace cuando dice "y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne." Debemos ser sabios a la hora de ayudar a aquellos que están inmersos en el error, estar apercibidos y cautelosos de las maquinaciones del enemigo.

Por último, nuestro deber es confiar que Aquel que nos llamó es fiel y poderoso para sostenernos y mantenernos firmes. Como soldados de Jesucristo confiemos en que nuestro comandante nos sostendrá, nos equipará y nos dará las fuerzas para batallar por la fe una vez dada a los santos.

"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén." Judas 24-25

 
 
 

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